
30 Ott Entramos en el estudio del fotógrafo Juan Baraja, un universo de objetos recuperados en Carabanchel
Diáfano, industrial y muy madrileño. El estudio de Juan Baraja en Carabanchel es el reflejo de sus fotografías: un caos ordenado lleno de pequeños tesoros.
Por Arantxa Neyra
22 de abril de 2023
Hasta que Juan Baraja lo compró, “todo el barrio de Carabanchel” tenía llave del almacén. Allí el dueño del bar de enfrente guardaba sus trastos; los vecinos de arriba tenían unas cajas llenas de juguetes y algunos de los muebles juveniles de pino barnizado, restos del negocio de los antiguos propietarios, habían quedado olvidados. “Hicieron falta seis camiones para vaciarlo antes de iniciar la reforma. Lo único que rescaté fueron las butacas de teatro antiguas y algunas cajoneras” –recuerda el fotógrafo Juan Baraja, su actual y flamante propietario–. Una reforma que más bien consistió en una “limpieza de cara” para conservar el aire industrial del espacio. “La obra fue muy sencilla, quería mantener ‘el rollo’ –explica–: cambiar el techo, poner cuatro lucernarios…”. Las paredes solo se limpiaron. No puso calefacción. No se cambió el suelo ni el lavabo original y, si por Juan hubiera sido, “¡habría dejado hasta la uralita del techo!”. Esta obsesión por no tocar nada fue un hueso duro de roer para los chicos de Burr, el estudio que llevó a cabo la obra, cuyo sello, sin embargo, puede verse en el espacio de almacenaje en altura con puerta corredera y escaleras metálicas.
Objetos con mil vidas
Pero es que para Juan todos los objetos merecen “otra oportunidad”, y no una segunda o una tercera, sino, por qué no, una cuarta o una quinta. “Hay muchas cosas rescatadas que iba guardando en la casa de mis padres de Toledo mientras buscaba el estudio”, cuenta mientras repasa el pedigrí de cada una. “Esa mesa, por ejemplo, es de una fábrica abandonada de Bilbao; la otra está hecha con las tablas del mostrador de una tintorería de Antón Martín que me encontré en la calle; las borriquetas del escritorio eran del estudio de Fernando Martín Godoy; esta silla amarilla la traje de Lisboa y las de cuero me las encontré en Conde Duque durante la pandemia y mandé reparar los respaldos en el taller de Oficio Studio…”. Hasta la cocina de aluminio tiene una historia que contar: vino de la pizzería Cervantes, en la calle León, donde durante años Juan tomaba su cafecito diario, y que compró cuando cerró el negocio.
El estudio de Juan Baraja es como un cliché. Exactamente como lo había imaginado siempre: un galpón diáfano y lleno de focos, cuerpos de equipo, cajas protegidas con burbujas, pilas de libros y hasta guiños analógicos, como un antiguo reloj de laboratorio. En otras palabras, un caos perfectamente organizado que es todo un reflejo de sus fotografías, donde el ruido visual se transforma mágicamente en composiciones armónicas llenas de juegos de luces. Las imágenes son las protagonistas de la decoración, casi una retrospectiva desde sus inicios, que colgó la víspera de la sesión para este reportaje, de vuelta tras la exposición celebrada en el ICO. Tardó apenas unos minutos. “Antes de que se descargaran los camiones por completo, ya estaban todas colocadas, porque tenía decidido dónde iba cada una”, explica. Y es que Juan tiene una maqueta de su estudio hecha en cartón y reproducciones de cada una de sus obras a escala 1:2, con las que va haciendo pruebas y combinaciones de la configuración. Entre los planes más inmediatos está encontrar la lámpara adecuada para iluminar la zona de estar. Pero “no tiene prisa” porque sabe que en su caso (y en su casa) las cosas no se buscan, simplemente aparecen.
Descubre el estudio de Juan Baraja:

©️ Belén Imaz | Producción: Loreto López-Quesada
La zona de trabajo
En la pared, fotografías de la serie Catedrales (2009-2012) y Experimento banana (Islandia, 2014).

©️ Belén Imaz | Producción: Loreto López-Quesada
Un estudio lleno de detalles
Fotografías de la serie Norlandia, sillas de madera y cuero y lámpara plegable Gei.

©️ Belén Imaz | Producción: Loreto López-Quesada
La esencia de Juan Baraja
Fotos del proyecto Norlandia (Islandia, 2014) y lámpara de Goffredo Reggiani comprada en el mercado de Porta Portese (Roma).

©️ Belén Imaz | Producción: Loreto López-Quesada
La cocina
Prueba de formato de la serie Norlandia (Islandia, 2014), cocina industrial recuperada y lámpara pintada con spray por el fotógrafo.

©️ Belén Imaz | Producción: Loreto López-Quesada
El almacén
En la zona de almacén, baño y conjunto de portón, barandilla y escalera diseñados por Burr Studio.

El baño
Bajo el almacén, el baño, donde se conservó el lavabo antiguo.
